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Avistando al Grizzly. Comprender los abusos en las tradiciones marciales clásicas japonesas

 Escrito por Dave Lowry

 Traducido por Xavier García Cabellos

 

 

El editor de esta publicación [Bugeisha] estaba discutiendo por teléfono conmigo algunos de los problemas en la presentación de una revista seria dedicada a las artes y vias marciales. En particular, se lamentó de que hay una gran escasez de personas que estén cualificadas y dispuestas a escribir sobre el koryu, las artes marciales clásicas de Japón, que han llegado a ser, en los últimos años, un tema de considerable interés para los occidentales. Hay gente ahí fuera que sabe mucho de estas artes, me dijo, y ¿Por qué, quería saber, no escriben artículos sobre ellos para revistas como ésta, que quieren presentar dichas artes de una manera realista y digna?

Era mi primera conversación con él y como yo no conozco al editor de esta publicación, me abstuve de mi causticidad y cinismo habitual. Pero para mí pensé: «¿Por qué habrían de hacerlo?». Sé que suena bastante duro, aunque desde luego no era mi intención. Pero con toda honestidad, en mi propia experiencia y la experiencia de otros que han tratado de escribir sobre ello y explicar el koryu japonés, es a menudo tan problemático y penoso que no merece la pena.

Permítanme empezar a explicar esto proporcionando al menos un escueto contexto al tema. Por «Koryu» (literalmente, «vieja escuela»), nos referimos a las artes japonesas de combate que se originaron antes del final de la era feudal en Japón, ca. 1867. En un sentido más amplio, se trata de artes para el uso en el campo de batalla, que son practicadas y destinadas a la clase guerrera profesional.. Estas se distinguen de las más modernas formas de budo japonés con la que la mayoría está, sin duda, más familiarizados: el judo, karate-do, kendo, aikido, y demás. Estos Koryu son, en el sentido más estricto, verdaderas íartes marciales .» Es decir, que eran competencia de la clase militar. Las demás clases sociales no hacían ningún uso de ellas y habrían tenido muy, pero que muy limitado acceso a las tradiciones que las enseñaban.

Con el fin del feudalismo, muchas de las tradiciones de Koryu no continuaron. Un Maestro de una escuela moriría sin tener ningún estudiante para continuar el sistema. O el original sistema de la era feudal cambió radicalmente durante el período de modernización de Japón, convirtiéndose en una actividad deportiva o algo por el estilo, y fue paulatinamente perdiendo su esencia. También, algunos koryu murieron mucho antes del final de la era feudal, simplemente porque no eran combativamente eficaces. Todas las personas que lo practicaban perdieron y murieron. Hablamos de la supervivencia del más fuerte… Sin embargo, hay cerca de 300 koryu en Japón, que han continuado en el presente siglo. (Esto no es un censo exacto. Se trata de una suposición aproximada. Hay una oficina en el Budokan, en Tokio, que es responsable de supervisar las actividades de muchos de estos Koryu todavía en activo. Pero algunos de ellos son tan pequeños o se practican en lugares tan poco comunes que no es mucho la documentación oficial que existe de ellos.) Algunos de estos Koryu estan en la actualidad floreciendo. (Aunque en cada caso donde lo hay, estos ryu han sido objeto de severas críticas por modificar los métodos de formación tradicionales y sacrificar la calidad por la íproducción en masa.»). El ryu Jikishinkage de Naginata (alabarda) tiene varios cientos de estudiantes avanzados y sus miembros son, probablemente, miles. Otros Koryu han caído hasta sus, literalmente, últimos miembros, con maestros y líderes muriendo sin dejar a nadie en completa posesión del curriculum entero de la escuela. Pero a todas luces, todos estos Koryu son extremadamente raros en Japón.. Especialmente en aquellos que han conservado algo de su espíritu original, la afiliación es estrictamente limitada. Ellos no son en ningún caso, como el budo moderno en el que los aspirantes sólo necesitan entrar de la calle y apuntarse para recibir clases y que tienen millones de practicantes de todo el mundo.

Los Koryu son mucho más como el aprendizaje de un artesano. Estaba leyendo el otro día acerca de una familia de Nueva Jersey que, durante varias generaciones, se especializó en la fabricación de enormes fuegos artificiales utilizados en exhibiciones públicas y en la presentación de dichas exhibiciones. Hay un par de hijos y un par de otros que se han casado en la familia, que constituyen la próxima generación. Un koryu es como eso en muchos aspectos. A veces, de hecho, la palabra «Koryu» es transliterado como «sistemas familiares de combate», y que no es una mala manera de pensar sobre ellos. Todos los ryu en Japón, ya sean ryu centrados en el estudio de arreglos florales, de cocina o artes marciales, no son diferentes a esquemas pirámidales, con la familia originadora en la parte superior de la piramide, y los instructores con licencia formando el cuerpo debajo.

¿Por qué, el lector podría preguntarse, son estos koryu tan pequeños? Una buena razón es que la formación en la mayoría de ellos es físicamente rigurosa. No quiero decir que halla que ser del tipo de persona de îFuerzas especialesî para estudiarlos. Pero hay un elemento de peligro y las lesiones son de esperar. Pueden ser duras y físicamente un reto de una manera que es totalmente diferente de las exigencias requeridas del practicante de las disciplinas más modernas. Estas además deben ser enseñadas personalmente. No puedes tener un koryu real en donde un profesor está a la cabeza de la clase organizando y dando órdenes y todo el grupo se dedica a hacer los ejercicios. Un profesor debe estar íntimamente involucrado en cada paso de la formación. Y, por último, los koryu tienden a ser pequeños, porque los líderes del estilo suelen preferirlo de esa manera. Ellos no participan en estos como un proyecto para hacer dinero., ni tienen un deseo evangélico de «compartir con el mundo». Están contentos de hacer lo que hacen y tener unas pocas personas a su alrededor que lo sienten de la misma manera.

Hay al menos un aspecto más sobre el koryu que limita su crecimiento incontrolado, una faceta de su núcleo que no ha sido ampliamente discutido en Occidente. Los koryu están profundamente, íntimamente ligados a determinadas prácticas religiosas y espirituales de Japón. No al Zen, como uno podría imaginar. Los Koryu, casi todos ellos, tienen fuertes conexiones con el budismo esotérico y con el sintoísmo La naturaleza exacta de la conexión es demasiado compleja como para entrar en el tema aquí. Baste con decir esto: la mayoría de los koryu están afiliados a un santuario o templo en Japón. Tienen deidades patronas que también tendrán relación con ellos. En muchos koryu estas deidades se supone que velan por las prácticas y en algunos de ellos, de hecho, el único lugar donde las técnicas y kata del ryu son debidamente mostradas es en el recinto del templo o santuario. Cuando se ejecuten lejos de allí, puede que se realicen rituales y oraciones especiales. En otras palabras, hay un elemento espiritual fuerte, casi siempre oculto, en las artes marciales clásicas y es algo que nunca va a ser ampliamente difundido.

Como se puede imaginar, estas actitudes no existen fácilmente en la sociedad moderna, donde se nos ha enseñado que si tenemos el deseo y los medios financieros, todo está a nuestra disposición.. Además, dado que la mayoría de nosotros no tiene prácticamente ningún conocimiento sobre lo que los Koryu son realmente, somos sensibles a todo tipo de sucedáneo de versiones que individuos sin escrúpulos han vendido como lo real. Tuve un soi disant practicante de un supuesto ryu clásico definiendo para mí la diferencia entre el budo moderno o via marcial y un bujutsu clásico o Koryu. «El Budo es un bujutsu que haces toda tu vida», me dijo con toda seriedad, completamente ignorante de las grandes diferencias entre los dos.

Bueno, el argumento podría ser; si lo que estoy diciendo es cierto, entonces ¿No sería una buena idea escribir sobre ello y hablar de ello y educar al público en las artes marciales? Sí y no. En primer lugar, hay algo de información a disposición del público en general que es exacta y fiable sobre los Koryu. Cualquier persona que este remotamente interesado en el tema, sin duda ha leído los últimos tres volúmenes de Donn Draeger sobre budo y bujutsu. El problema no es la falta de información. Esta en la negativa de los aspirantes a tratar esa información seriamente. Déjeme darle un ejemplo.

Se puso en contacto conmigo hace algún tiempo, un practicante de «ninjutsu», de un ryu que el insistía que era auténtico y de varios miles (!) de años de antig¸edad. Me estaba contando acerca de uno de los maestros de este ryu en la era feudal, que había estado, según él, en prácticamente todos los rincones de Japón, llevando a cabo misiones clandestinas y también aprendiendo un montón de otras artes marciales en sus viajes. El tipo me quería para escribir una historia sobre esto. No, a menos que sea ficción, le contesté. Le expliqué cómo estaban construidos los caminos en el Japón feudal en el momento del que estaba hablando, con guardias fronterizos emplazados en puestos de control distribuidos con regularidad. Nadie en Japón viajaba sin un pase por escrito de los funcionarios en su feudo de origen. Nadie iba de la ciudad de A a la ciudad D sin pasar por los puestos de guardia B y C y teniendo su pase sellado y fechado. Por esa sola razón, le expliqué, habría sido casi imposible que alguien hubiera viajado muy lejos en misiones encubiertas de esa manera sin ser detectado.

En respuesta a esto, recibí una carta de él enfadado conmigo. Que si no había oído hablar de viajar campo a través, me preguntaba. Rechazó los argumentos y preguntó por qué estaba en contra de su arte. Sí, he oído hablar de viajes campo a través. También he viajado por Japón y sé lo difícil del terreno, la cantidad de arroyos y ríos, lo tedioso y agotador y lento que hubiera sido viajar de esa forma. E incluso si el antiguo ninja fue a través del país y lograra evitar los puestos de control, hubiera llegado al lugar en que su misión iba a tener lugar, y hubiera sido objeto en cualquier momento de una detención e interrogado por las autoridades, tendría que haber tratado de explicar a las autoridades de la ciudad D cómo logró llegar sin pasar por B y C sin los sellos para probarlo.

Estuve tentado a responder al compañero y explicarle esto. Lo reconozco, hay una pequeña parte de mí que disfruta poniendo a personas irritantes en su sitio. Pero hay una parte más grande, honestamente , que goza más explicando las cosas y compartiendo mis intereses con los demás. Esa es una de las primeras razones por las que comencé a escribir. Por otra parte, ¿cuánto tiempo tiene una persona que explicar las cosas a aquellos que claramente no quieren escuchar? Casi todas las personas que conozco que están involucrados en koryu y que también participan en Internet me han contado experiencias similares. Leen algo en Internet sobre koryu que es incorrecto o les es preguntada alguna cuestión y al tratar de responderla, lo unico que sacan es una arenga. Al principio es repugnante y, a continuación, como todos nosotros empezamos a compartir nuestros encuentros, comenzamos a darnos cuenta de que con lo que tratamos muchas veces es con sistemas de creencias. Estas personas, algunas de ellas en cualquier caso, creen claramente en algunas áreas que para ellos están más allá del análisis racional.

Todo el mundo tiene que creer en algunas cosas que están más allá de lo racional. Como cristiano, tengo algunas creencias particulares que tomo de la fe. Yo no estoy interesado en el análisis de si mis creencias pueden estar equivocadas, ya que las considero más allá del análisis, en la interpretación habitual de la palabra. En mi opinión, la personalidad de una persona que no tiene al menos algunas de estas creencias no está totalmente desarrollada. La personalidad de una persona que es demasiado indiscriminada en lo que cree, que se niega a someterlo a la razón, no es, por otra parte, emocionalmente estable, en mi opinión. La creencia en un poder superior está bastante más allá de la prueba o refutación. La creencia en otras personas, sin embargo, es algo que en muchos casos se puede presentar a las leyes de la lógica y el razonamiento. Así que si digo que creo en un Dios omnipotente, cuya presencia y obras están más allá de la comprensión humana, tú no puedes decir mucho para «refutar» mi creencia. Si digo que creo que me han enseñado un sistema de koryu que es de 2000 años, uno que incluye el uso de armas automáticas, y cuyo último líder fue Elvis Presley, entonces tu y yo podríamos tener algo de qué hablar , ¿no?

Se podría señalar que ninguna koryu que tú conozcas, ninguno de los que se enumeran en ninguna de las voluminosas investigaciones que se ha hecho sobre koryu, puede rastrear sus orígenes más atrás del siglo 13, como máximo. Puedes observar que ningún otra koryu clásica ni entonces ni ahora ha incluido armas automáticas por razones obvias. Se podría señalar que ningún occidental ha heredado la dirección de un Koryu clásico, sobre todo, no uno que nunca hubiera estado en Japón y que nunca ha dicho tener ningún conocimiento de el mientras estaba vivo. Especialmente Elvis, no.

Mi ejemplo que es, obviamente, extremo, pero no es tan extremo como se puede pensar. Hay toda clase de cuentos absurdos por ahí sobre el alegado koryu que se están enseñando. Y hay un número de individuos entrenando en estas disciplinas que tienen tan profundamente arraigados sus sistemas de creencias, en la creencia que tienen en los que les enseñan, que ninguna cantidad de razonamiento o de la lógica puede hacer que se cuestionen la legitimidad del maestro o el arte.

En verdad, la mayoría de estos Koryu falsos o maestros que fraudulentamente afirman estar enseñando una Koryu real, son relativamente fáciles de descubrir. El sentido común es suficiente para exponer algunos. Por ejemplo, me han hablado de un par de koryu diferentes que eran, afirman sus adeptos, «secretos» en el sentido de que eran tan elitistas que los otros ryus no eran, y todavía no lo son, conscientes de su existencia. Bonita historia , pero por supuesto el ryu en la época feudal fue principalmente una unidad política. Existía para aumentar el poder de la familia que lo controlaba o el poder del daimyo bajo cuyos auspicios existía. Un ryu secreto hubiera tenido tanto sentido como un partido político secreto en una elección general democrática.

Otros maestros de presuntos Koryu se presentan como los herederos únicos del sistema. Esto es absurdo. Se esperan que crea que un occidental va a Japón y encuentra un koryu – en sí misma no poca cosa – que ni los japoneses conocen. Hay occidentales en Japón que han estado viviendo y entrenando durante más de tres décadas. Son bien conocidos en la comunidad del koryu y tienden a conocer o saber de otros no-japoneses que entrenan en otros ryu clásicos. Es fácil para ellos si, por ejemplo, digo que estoy haciendo Kashima ryu, ponerse en contacto con la gente de ese ryu y preguntarles si alguna vez han oído hablar de mí. Es una comunidad muy pequeña, aquellos japoneses y no japoneses que practican estas artes, así que no hay demasiadas sorpresas entre ellos. Como he dicho antes, no hay casos verificables de forma independiente de un no japonés posicionado como líder de un ryu.

Hay otros casos en que los occidentales han estado enseñando koryu sin la licencia o permiso para hacerlo. Algunas de estas personas no tienen toda la culpa. El problema puede radicar en el propio Japón. Estoy pensando de al menos un par de Koryu donde japoneses que se habían formado legítimamente en el ryu, aunque lo abandonaron antes de recibir el permiso para enseñar. Algunos de estos hombres son muy prominentes en los círculos de artes marciales y por una razón u otra, los miembros del ryu son reacios a desenmascarar públicamente a estos farsantes. (A veces creo que su reticencia tiene que ver con lo que un miembro de un koryu en Japón me dijo cuando le pregunté sobre esto. «Aquellos que quieren practicar con ese tipo de personas merecen la instrucción que reciban.»). Sin entrar en detalles, déjame decir que en casi todos los Koryu, el permiso para enseñar debe venir directamente del líder titular. Haber sido miembro del Ryu no es suficiente. Si la persona que proclama poder enseñar el arte no se puede poner en contacto con el director titular, si no puede inmediatamente presentar la documentación que le concede el permiso oficial y explícito de enseñar, entonces, como dijo mi amigo, te mereces lo que obtengas. Creo que esto merece una mención especial, porque hay al menos tres personas que conozco que están enseñando un koryu en este país y en Europa que en realidad tienen relación con la misma persona en Japón. El problema es que el japonés, aunque entrenó en el ryu, nunca obtuvo el permiso para enseñar.

Todavía hay otros ejemplos de personas que, pueden en realidad haber sido entrenados en koryu real en Japón y que han vuelto a Occidente y muestran el arte de una manera ilegítima. Cualquiera que participe en un seminario abierto o un el campamento de entrenamiento donde se enseña un koryu a todos los que se inscriban es culpable de esto. Cualquiera que se proponga enseñar un koryu a una escala masiva, a un gran número de personas, esta también tergiversando extremadamente la intención original del ryu.

Como ya he mencionado, los koryu en Japón son extremadamente raros. La gran mayoría de los japoneses ni siquiera saben que existen. Si tuviera que ir a Japón y pedir a un japonés medio sobre la búsqueda de un dojo de koryu, él no tendría ni idea de lo que estoy hablando o terminaría enviándome a un dojo de kendo. Esto puede parecer extraño. Pero nosotros tenemos artes que, aunque son bien conocidas por los interesados en ellas, son un completo misterio para los que no tienen una conexión directa con ellas. Si alguien viene de otro país y te pregunta sobre aprender a convertirse en un halconero, ¿sabrías a dónde enviarle? O si quisiera aprender algún oscuro método de tocar el violín practicada por los nativos de algún lugar remoto de los Apalaches, ¿serías de alguna ayuda?

Por lo tanto, si puedes imaginar con este tipo de ejemplos lo extraño y desconocido que son los Koryu para el japonés típico, puedes hacerte una idea de cómo de raro puede llegar a ser un practicante no-japonés de estas artes. La verdad es que no hay, probablemente, más de un centenar de no-japoneses que participan en estas artes, y sólo una fracción de ellos tienen alguna experiencia real en ellas. De los que conozco en los Estados Unidos, pocos tienen los certificados de enseñanza. Ninguno de ellos enseña su arte con fines comerciales. Ninguno se gana la vida con la enseñanza.. De hecho, todos ellos se mortificarían ante la idea. La idea de uno de ellos abriendo un dojo comercial y ofrecer «lecciones» en este Koryu o lo que sea, sería ridículo para ellos, tanto como si yo afirmara haber dominado un koryu bajo la dirección del Gran Maestro Elvis.

Si tienes la suerte de encontrarte con una de estas personas, o de establecer contacto con alguno de los que se forman en Japón, siéntete libre para hacerles preguntas sobre el Koryu. Pero deberías escuchar con atención sus respuestas. Ellos no están en esto para ganar dinero, no tienen ningún motivo para mentir o para criticar a otros injustamente. Todos ellos han hecho enormes sacrificios en sus vidas para seguir el koryu en los niveles donde están y no tienen nada más que amor y respeto por estas artes, y un sincero deseo de mantenerlas correctamente.

En cuanto a aprender con estas personas – si están dispuestos y son capaces de enseñar – o con alguien que dice representar a un Koryu, sólo hay un pequeño consejo que puedo ofrecer: echa un vistazo a sus historias. Los antecedentes de las personas que conozco que son miembros de Koryu son muy interesantes. Pero sus antecedentes son también relativamente simples. De la gente real no recibes un montón de historias que tienen que ver con misteriosos maestros que enseñaban y luego desaparecen en la niebla. No se oye cuentos salvajes de ryus que no aparecen en una lista de fuentes japonesas. No se oye «el mío es el arte samurai real que se mantuvo alejado de todos, excepto de los miembros de la élite de un escuadrón de la muerte especial directamente bajo el mando del emperador», o charlatanería similares.

Un par de veranos atrás, pasé una tarde hablando con uno de esos raros occidentales con licencias avanzadas de dos koryu diferentes. …l ha vivido en Japón por más de 30 años y tiene un extraordinario curriculum, como te puedes imaginar, tanto en koryu como en las formas marciales modernas. Estuvimos hablando de los problemas que he mencionado aquí. Le hice las siguientes preguntas: ¿Por qué una persona a sabiendas se sometería a la instrucción de un maestro de quien se sospecha?, ¿Por qué iba a querer aprender un arte que no se enseñaba bajo los auspicios del líder de ese arte?. Para mí, le dije, que una persona busque las enseñanzas de alguien que le enseñe un koryu que incluso sea sospechoso de ser deshonesto, o se forme con un grupo que no tiene una relación clara con el director del ryu, es como el que suple su necesidad de compañía visitando a una prostituta. Es como si fueras con una prostituta y luego trataras de convencerte a ti mismo que has participado en una experiencia sexual mutuamente satisfactoria. No, dijo, es como ir a una prostituta y luego tratar de convencerte a ti mismo, de que tenéis una relación de amor mutuo.

Creo que mi amigo estaba en lo cierto. He observado que los que optan por entrenar en koryu fraudulentos o se consideran aprendices de maestros que no están cualificados para enseñar suelen estar metidos en un sistema de creencias. Pero también se están engañando a sí mismos, pretendiendo estar involucrados en tradiciones y sistemas cuando, de hecho, se están excluyendo de cualquier posibilidad de poder entrenar en un autentico koryu . Míralo de otra manera: tu lector que has sido indulgente con mis analogías hasta ahora. Permíteme terminar ofreciendo una más. Creo que todos nosotros nos emocionaríamos al ver a un oso pardo cazando, vagando como lo ha hecho desde antes que el hombre llegase a este continente. Debe ser un espectáculo tremendamente conmovedor. Pero eso significa que nos gustaría tener uno encerrado en nuestro patio trasero? No. Somos conscientes de que no sería práctico para nosotros y sin duda no sería justo para el animal. Están aquellos individuos afortunados que aman la visión de los Grizzlies tanto que están dispuestos a comprar la propiedad y construir en un terreno donde quiera que frecuente. Pero para el resto de nosotros verlos desde la distancia o leer acerca de ellos u observarlos a través de películas y programas de televisión es lo más cercano que vamos a estar. Lo hacemos como una cuestión de sentido práctico y porque entendemos que es también lo mejor para el oso. Los Koryu son similares. Con excepción de los raros individuos que tienen el tiempo y la oportunidad de seguirlos correctamente, es mejor dejar los koryu como están. Admíralos. Aprende sobre ellos a través de la lectura y la correspondencia con los que tienen un conocimiento de primera mano. Pero ten la integridad para darles el respeto que merecen. Al hacerlo, podrás demostrar que tienes un conocimiento mucho más vivo y profundo de la esencia de los koryu que cualquiera de esos espadas bailarinas fingiendo o esperando comprender estas tradiciones únicas.

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