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Gasshukku en Hungría (Agosto 2010)

por Francisco Casas

Como viene siendo tradicional todos los años, se volvió a celebrar el gasshuku de verano de la Federación europea de Jodo, esta vez el emplazamiento fue la pequeña localidad de Tata, en Hungría.

No era nuestro primer día en el país, ya que parte del grupo español (José Luis y el autor, uniéndosenos Fernando mas tarde) habíamos tenido la oportunidad de estar varios días en Budapest aprovechando la oportunidad para tener una toma de contacto con la interesantísima cultura húngara.

El día de comienzo del gasshuku nos fuimos reuniendo en el aeropuerto poco a poco con los demás miembros de la FEJ que iban llegando como un goteo, la organización había preparado unos pequeños autobuses que nos trasladaron prestamente a Tata, y en el que caímos prontamente dormidos habida cuenta del cansancio acumulado durante los días anteriores, dedicados a la dura labor del turismo.

Hay que admitir que las instalaciones donde estuvimos eran comodísimas, una vez instalados, pudimos relajarnos y reunirnos con Vicente, así como dar la bienvenida a la delegación italo-franco-cubana, formada por José Manuel y Roberta.

A continuación, nos reunimos todos para que Pascal Krieger, menkyo kaiden y presidente de la FEJ nos presentara el lema del gasshukku de este año: sí la forma es correcta, la sombra se corregirá sola.

Después de un buen descanso, empezamos la que sería a partir de entonces la rutina diaria, levantándonos a las cinco y media (mientras el autor se preguntaba como era posible que el mundo existiera ya a esas horas), para empezar a las seis con una sesión de sotai dousa que se prolongaría mas o menos hasta la hora del desayuno.

El campo de fútbol donde realizamos el entrenamiento era excelente, con el césped perfectamente cortado y muy cómodo para entrenar; respecto a la climatología durante el gasshuku, hubo de todo, días con un sol abrasador, otros mas agradable y nublados, y en algún momento, una lluvia persistente que nos llevó a dejar el campo e ir a unas instalaciones cubiertas, en las que también se pudo entrenar cómodamente y sin mas percances.

Otro punto positivo del gasshuku fue la comida, no solo había buffet libre, sino que además, era de excelente calidad y muy sana (y los postres estaban deliciosos, he de añadir).

Una vez terminado el desayuno, y después de realizar el saludo tradicional de la escuela (coordinar las dos palmadas entre 140 personas era complicado, pero al final del curso lo logramos), pudimos seguir con el entrenamiento durante unas horas mas, hasta bien entrada la tarde y con un parón para comer y descansar un rato.

Hay que señalar el hincapié que se hizo durante todo el gasshuku por parte de la organización en practicar las artes asociadas (principalmente kenjutsu, aunque también hubo una sesión de tanjo así como practicas de jutte y kusarigama para los alumnos mas avanzados).

Esa noche se hizo la presentación de los grupos, Pascal quería dar importancia al significado literal de la palabra gasshuku: «vivir juntos», es decir: que no fuéramos extraños los unos para los otros ni nos reuniésemos única y exclusivamente con las personas de nuestros propios grupos. La verdad es que el ambiente que reino fue excelente, y la convivencia entre las aproximadamente 140 personas que nos reunimos de todas partes del mundo (aunque en su inmensa mayoría europeos), no pudo ser mas grata, dejando bien claro una vez mas el carácter humano que hay en la experiencia del koryu.

Un detalle curioso que se pudo apreciar durante la presentación fue el número de participantes italianos, si bien en otros eventos solía destacar la gran cantidad de practicantes h˙húngaros, en esta ocasión se ve que los italianos no quisieron ser menos, superando con creces a los anfitriones.

Al día siguiente continuamos entrenando durante toda la jornada, contando con la oportunidad de entrenar cuatro katas con algunos de los alumnos mas avanzados y con los profesores, la sesión se cerro con la ya habitual charla de shodo con Pascal, en la que nos contó algunos de los detalles del arte de la caligrafía, al tiempo que, amablemente, realizo las peticiones de los presentes.

El miércoles fue el día de descanso, dedicado a ser jornada cultural y en la que nos dividimos en dos grupos, uno fue a visitar Budapest, y los demás (incluyendo al autor) a ver tres pueblos elegidos en la orilla del río Danubio: Esztergom, lugar de nacimiento del primero de los reyes húngaros, San Esteban, y sede del arzobispado. Visegrad, famosa por su fortaleza, y lugar donde disfrutamos de una copiosa comida al estilo medieval, y Szentendre, pequeña localidad en la que tuvimos la oportunidad de dar un agradable paseo y realizar algunas compras.

A la vuelta, Pascal nos ofreció la oportunidad de hacerle las preguntas que se nos ocurrieran sobre la historia del ryu y de la federación, siendo uno de los momentos mas interesantes del gasshuku desde mi punto de vista, al estar plagado de información interesantísima y de anécdotas de lo mas curiosas y entretenidas de su vida y entrenamiento en Japón.

El jueves, a la par que el entrenamiento, fue el día dedicado al musei no hi. La idea detrás de esta práctica, para quienes no la conozcan, es la de mantener el silencio mas absoluto a lo largo de todo el día, e intentar, en la medida de lo posible, no comunicarse en absoluto con nadie. A nivel personal, solo puedo decir que sirve para establecer con uno mismo un dialogo que quizás, a menudo, olvidamos, para aprovechar el tiempo de otra manera y, también, para ver las cosas desde otra perspectiva, pudiendo detenernos en cada detalle, sin la distracción que supone la presencia de los demás. Hay que admitir que el entrenamiento fue de lo mas fructífero durante toda la jornada.

El viernes solo se entreno medio día, debido a que, después del entrenamiento por la mañana, se realizaron los exámenes. Nada menos que 66 personas se presentaron (la inmensa mayoría, felizmente, aprobaron), pero fue necesario que los profesores se dividieran en dos grupos para poder hacerlos en un tiempo prudencial. Aun así, estos se extendieron a lo largo de varias horas.

La jornada se cerró con la tradicional «sayonara party», en la que pudimos probar algunos de los vinos del país (y unos hojaldres salados deliciosos), y en la que con uno sonoro (y largo) aplauso agradecimos a los anfitriones húngaros la excelente organización del gasshuku. El ambiente, como siempre, era genial, lo cual nos llevó a algunos a quedarnos hasta bastante tarde.

Al día siguiente, si bien ya habían partido varios de los asistentes, para los que tuvimos la oportunidad de quedarnos hubo dos eventos especialmente reseñables, por un lado, la oportunidad de entrenar de nuevo con los profesores, incluyendo al mismo Pascal, que especificó que eligiéramos una kata en concreto y que cada profesor se asegurara de que ninguno de los alumnos se fuera sin haber aprendido algo nuevo sobre lo que trabajar, siendo un ejercicio extraordinariamente provechoso para todos.

El segundo evento fue el embu realizado por los estudiantes, eligiendo varias katas de todas las series, e incluyendo a nuestro compañero José Luis en la serie de kage, como detalle, me pareció muy interesante el realizado por dos estudiantes de omote, que pese a su juventud, mantuvieron el tipo muy adecuadamente y no se dejaron vencer por los nervios que tan habitualmente pueden estropear un embu.

Y poco a poco, como el goteo del primer día, los grupos fueron partiendo no sin antes despedirse afectuosamente de los demás, y deseando la pronta llegada de la próxima reunión de la federación en Cartigny, Suiza, para celebrar el kagami biraki a comienzos del año que viene.

 

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