La pasada semana del 31 de Julio al 5 de Agosto se celebró el Gasshuku de la Federación Europea de Jodo en la localidad Suiza de Saint Croix, cerca de la frontera francesa.
La comitiva ibérica, con participantes de Cataluña, Valencia y Madrid, fue llegando a Ginebra por partes a lo largo del sábado, pero no sería hasta el domingo que se partiría dirección a Saint Croix, desplazándonos en tren, bus y la ayuda del equipo a cargo de la organización.
Llegada la tarde, todos los “jefes de grupo” participaron en un entreno exclusivo para ellos, donde se hizo un repaso de algunas técnicas, conceptos y katas de las diferentes armas del ryu.
Tras el entreno de la tarde y la breve cena, llego la hora del primer descanso, todavía con el cielo iluminado, pues a partir de ese día tocaba madrugar para llegar a los entrenos matutinos de las 6:30 de la mañana. Esos entrenos, consistían o bien en entrenos de armas paralelas (para los más avanzados) o en entrenos de Kihon y Uchikomis para los menos avanzados, y se llevaron a cabo durante el resto de la semana.
En el primer día, por la parte del Kihon se repasaron las técnicas fundamentales por parejas, poniendo énfasis en detalles frecuentemente ignorados como el equilibrio o las líneas de corte.
Tras el desayuno, empezó el primer entreno formal de jojutsu, y para inaugurar el curso se hizo una rueda de presentación de las diferentes comitivas nacionales que participarían en el curso. Posteriormente, se dividieron los asistentes al curso en tres niveles: Kihon/Omote, Chudan/Ranai y Kage o superior, aunque a lo largo del día los grupos avanzados mayoritariamente explorarían las primeras series, que son necesarias de practicar con una buena supervisión de vez en cuando. Este entreno duro de 9 a 12 en el pabellón de deportes de la localidad suiza.
Por la tarde y tras la comida, bajo el criterio del maestro Pascal, se entrenaron todos los grupos juntos en los fundamentos del kenjutsu, pues estos son necesarios para que la parte de la espada en las técnicas de Jo se haga correctamente. Durante el entrenamiento se revisaron los 7 principios del kenjutsu así como otros ejercicios como la práctica del happogiri en parejas.
Para finalizar el entreno se dio la opción de practicar 3 katas diferentes con los diferentes maestros que habían asistido al curso durante la última media hora que se pusieron en fila para practicar con los asistentes.
Con esto, a efectos prácticos, termino el primer día del curso para todos, pues no había ninguna actividad concertada para el resto del día.
En el entreno matutino del segundo día, por la parte del Kihon, se llevó a cabo, de nuevo prestando especial atención a ciertos detalles, el Kihon en solitario. Tras la práctica de éste, que se llevó a cabo con más presteza que el día anterior, se dedicó la última parte del entreno a la alineación adecuada del Jo en los ejercicios de uchicomi de “jodan” y hikiotoshi uchi.
En el siguiente entreno de la mañana, de nuevo divididos en tres grupos, se siguió prosiguiendo en las técnicas anteriores a los niveles que correspondían, y en algunos casos ya se empezó a la práctica de las Katas de los propios niveles.
Durante el entreno de la tarde, tras una hora de práctica de jojutsu bajo la supervisión de los distintos maestros, se llevó a cabo otro entreno con todos los grupos para la práctica del Kenjutsu. Esta vez se practicaron las distintas técnicas del Shinto Ryu Kenjutsu, incluidas en Shinto Muso Ryu.
A media hora de terminar el entreno de la tarde, y de forma similar a lo que se había hecho el día anterior, se tomó a todos los practicantes con nivel de Shomokuroku o superior (excluyendo aquellos de nivel máximo) y se invitó al resto de practicantes a probar tres técnicas/katas con los senpais que quisieran.
Con eso se llegó al tercer día, durante el cual se llevaría a cabo la visita cultural. Toda la comitiva española escogió la visita a Saint-Croix, descartando la alternativa de la visita a Iberdon-les-Bains. Para iniciar el día cultural, entonces, se empezó con una visita al museo de los autómatas musicales, donde docenas de carillones, pianolas, cajas de música e incluso violines de diferentes dimensiones y con un amplio rango de estilos de decoraciones tocaron (de forma completamente automatizada) sus melodías para nuestra pequeña comitiva.
Tras esa espectacular visita, se fue a un restaurante en un valle a las puertas del gran muro de roca de le Chasseron. Donde los diferentes miembros del grupo de Saint-Croix pudimos compaginar y compartir algún que otro chiste. Terminada la comida y de camino hacia el imponente muro, tuvimos que tomar un inesperado desvío para llegar a tiempo a la siguiente parada: El museo de la absenta, donde nos esperaba no sólo una cata del destilado sino también unas cuantas lecciones de historia y cultura del valle y país.
Después de la visita, se retomó el camino hacia el imponente muro, a través de los idílicos paisajes suizos, llenos de vegetación, algún que otro zorro y muchas vacas. Al llegar, y con mucha prisa pues en poco tiempo se nos esperaba de vuelta a Saint Croix, pudimos disfrutar de increíbles panorámicas sobre el valle e incluso de ver a lo lejos los Alpes, cerrando de forma inmejorable el día cultural.
A diferencia de los otros días, tras la cena se organizó una presentación sobre Shodo, caligrafía japonesa, a cargo de Pascal sensei. En ella, se explicaron algunos de los conceptos básicos sobre ese arte milenario, pudiendo disfrutar todos los asistentes de las elegantes caligrafías de Pascal.
El día siguiente, jueves, fue un día claramente especial. A primera vista, difícilmente se podría haber distinguido de un entreno completamente común como se había hecho el segundo día, pero con una importante peculiaridad: Sólo el maestro a cargo del entreno podía hablar. Efectivamente, se trataba del tradicional Musei No Hi (día sin voz), durante el cual la práctica se efectuaría en silencio para incentivar la reflexión.
Como en los otros días los diferentes grupos por niveles practicaron bajo la supervisión de los maestros las técnicas correspondientes. (exceptuando el entreno matutino, donde todos los grupos practicaron en silencio las tres distintas velocidades del Kihon). A diferencia de los otros días, no se llevó a cabo la sesión de practica de tres técnicas con los senpais, pues esto habría requerido pedir las técnicas elegidas en voz alta.
Para finalizar el día, y probablemente para compensar por el silencio a lo largo de la jornada, tras la cena se hizo un MonDo, en el cual los maestros se dedicaron a responder diferentes preguntas en cuanto al Shinto Muso Ryu, las artes marciales japonesas en general y también sobre su práctica.
Y con esto se llegó al último día del curso.
Durante la mañana, especialmente para los practicantes de menos nivel, se hizo entrenamiento libre bajo el comparativamente clemente sol Suizo, mientras que los demás de dedicarían a Okuden y a seguir con la práctica libre. Ese entrenamiento libre estaba claramente condicionado por lo que iba a ocurrir durante la tarde, pues los practicantes con el nivel y la resolución necesarios se examinarían, y los senpais elegidos iban a participar también en un embu para demostrar su progreso.
Después de la tregua de la comida, con el ambiente cargado de nervios, ganas y las incesantes miradas de los instructores, empezaron los exámenes. Con participantes para todos los niveles, de los 5 Kyu y los 3 Danes, la sesión se alargó más de lo que se había previsto originalmente, y aunque como suele pasar no todo el mundo pudo estar a la altura de las expectativas, la mayoría de examinados aprobaron, recibiendo así su merecido reconocimiento de progreso en la práctica del Shinto Muso Ryu.
Tras los exámenes y con una media hora de retraso, empezó el embu, donde instructores de todas las comitivas nacionales mostraron técnicas de diferentes niveles y armas, incluso con participación de otras escuelas de Iaido. Otro detalle que Pascal sensei quiso recalcar, fue la participación de miembros de la comitiva Ucraniana y Rusa en el Kasari, para abrir y cerrar el Embu, como símbolo de paz.
Y con eso concluyo el Gasshuku.
Tras la cena se hizo la entrega de los diplomas de Dan, se dieron los últimos obsequios a los maestros, y se hizo una fiesta para celebrar el éxito que fue el Gasshuku y para despedirse de aquellos que en breves (o incluso algunos ya mismo) empezaban el regreso a casa.
Este regreso no empezaría para la comitiva Ibérica hasta la mañana siguiente, deshaciendo el camino hasta Ginebra y tomando los respectivos vuelos de vuelta.