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Crónica del Gasshukku Primavera en Guadarrama (Abril 2010)

por Marcos A. Sala Ivars

Como otros años por estas fechas, se da lugar el Gasshuku de Sei Ryu Kai España, un curso destinado a enriquecer los conocimientos sobre el koryu Shinto Muso Ryu Jodo, y sobre todo a fomentar una convivencia que lleve a una mayor cohesión (si cabe) del grupo.

Que decir que en ambos casos una vez más fue un éxito rotundo, el lugar idóneo con espacio suficiente y las comodidades al alcance de la mano. Buena comida y buena compañía.

Pero antes de hablar del keiko en cuestión, creo que es capital mencionar lo que fue la gran sorpresa de este Gasshuku: la visita de los instructores, compañeros, amigos y gran budokas Michel Ducret (Gomokuroku de Shinto Muso Ryu Jodo y profesor de iaido y jodo por la Federación Europea de Iaido y la Federación Europea de Jodo) y Giulio Casarini (3º dan de Shinto Muso Ryu Jodo e instructor de iaido y jodo en Suiza).

El viernes por la tarde comenzamos el entrenamiento, mucho kihon y sotai para repasar y empezar bien el Gasshuku. Sin embargo, siempre con unas ligeras variaciones a como lo hacemos habitualmente en el dojo. Si tuviéramos que elegir un nexo de unión o un tema para el entrenamiento que realizamos este fin de semana, yo creo que sería algo así como «renovación», «actualización» o mejor dicho «conocimiento extendido». El motivo de estas definiciones creo que es obvio para todos aquellos que estuvimos allí entrenando, y es que por un lado Michel nos adoctrinaba sobre como se trabaja en la Federación Europea, bajo la dirección de Pascal Krieger (Menkyo Kaiden y presidente de dicha Federación), y por otro Vicente nos comentaba las formas no sólo de la zona de Tokyo, sino también las de Kyushu. Como digo, esto fué una constante, y no sólo se pudo ver en sotai sino también en los kata de la serie Omote. Cuando el sol ya se ocultaba, y el frío de la sierra hacía que la hierba se convirtiera en un bloque de hielo, acudimos al interior del complejo residencial para acabar allí el entrenamiento del día.

Las noches, tanto del viernes, como del sábado estuvieron amenizadas por unos videos que trajo Vicente, entre ellos pudimos ver grabaciones de Nishioka sensei, Matsui Kenji, Kuroda y Shimizu sensei. También vimos algunos embu, así como la subida al monte Homan por parte de Ado y Vicente. Hubo para todos los gustos: jo, kenjutsu y tanjo. Una vez acabadas estas sesiones, algunos «valientes» o quizás incautos, nos quedábamos a charlar hasta que casi comenzaba a cantar el gallo.

Si la tarde del viernes estuvo dominada por kihon y sotai, la del sábado no fue menos, pero eso si, haciendo ya una especial atención en la primera serie de kata u Omote, tanto en su versión de Tokyo como en su versión de Kyushu.

Tras una opípara comida llegó la tarde y con ella Vicente decidió que entrenaríamos en «la montaña» en terreno irregular. Allí cada uno nos pusimos con alguien de nuestro nivel y uno por uno Vicente pasó a enseñarnos una nueva kata. Los que ya estamos en el nivel de chudan también pudimos experimentar ciertas variaciones de kata, tanto en forma de la Federación Europea como en las formas de Kyushu. Para acabar el día volvimos a terreno llano para poner en práctica unas curiosas variaciones de técnicas acabadas en controles con el jo y diversas estrangulaciones.

Antes he hablado de la comida, y es que un año más hay que decir que la organización ha sido un éxito, y el complejo residencial se ha «portado» como se suele decir. Los desayunos, comidas y cenas eran buenas y abundantes, pudiendo destacar los bollos caseros del desayuno y los postres de la cena. Al hablar de comida no podemos pasar por alto las «delicatessen» de chocolates suizos con que nos obsequiaron Michel y Giulio, así como las rosquillas de la madre de Paco y los diversos vinos y licores que aportaron otros compañeros.

El domingo comenzó con un repaso del nuevo material que se había aprendido el día anterior, es decir, kata de jo. Tras esto se pasó a la sesión de kenjutsu, donde pudimos ver varios kihon instructivos para mejorar nuestro manejo del sable japonés y poner a prueba nuestros reflejos. Luego pasamos a hacer kata, y emulando la tarde del sábado, Michel y Vicente se iban pasando uno por uno para poder enseñar una nueva kata para practicar. Finalizamos el keiko con un ejercicio con el chambara, en el que humildemente se me ofreció «cazar» a los compañeros cuando intentaban hacer el movimiento de la kata Sarin.

Creo que un año más podemos salir con la cabeza bien alta y la sonrisa bien grande, ya que hemos pasado unos buenos días en comunidad, el tiempo nos ha acompañado, hemos estado alojados cómodamente, hemos aprendido mucho y sobre todo hemos logrado una vez más un gran ambiente de amistad y compañerismo en el grupo, creando buenos sentimientos, sentimientos que esperamos haber transmitido a Michel y a Giulio que han dado un gran ejemplo de rei y que tanto nos han enseñado. Es de agradecer a todos los asistentes el éxito del Gasshuku, con una mención especial a Vicente, sin el que, no sólo no estaríamos aquí, sino que no habríamos llegado en ningún caso tan lejos en la calidad de nuestro keiko.

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