por Vicente Borondo
Por segundo año consecutivo una pequeña representación española acudió al tradicional kagamibiraki de la FEJ que tiene lugar en el pueblo de Cartigny, Suiza a principios de enero.
Como este año el curso y la ceremonia comenzaban el día 2, optamos por pasar el fin de año en Ginebra. Tras un accidentado viaje debido a que no pudimos aterrizar en Ginebra por el mal tiempo y la nieve que obligo al avión a desviarse a Zurich desde donde tuvimos que coger un tren, llegamos al hotel, con el tiempo justo para ducharnos y salir a cenar y a celebrar el fin de año.
Tenemos que reconocer que los suizos no se lo montan mal del todo y a pesar del frío toda la parte antigua de la ciudad era una fiesta, con escenarios y cabinas de pinchadiscos en cada plaza. Y así fue que entramos en el 2009, sin apenas apercibirnos de las campanadas, bailando entre la multitud y bebiendo cava hasta bien entrada la madrugada.
Al día siguiente, primero de enero se nos unió Fernando, nuestro vicepresidente y al ser su primera vez en el país, tuvimos excusa para pasear y enseñarle la ciudad así como dar un repaso a los platos típicos, que regamos generosamente con alcoholes varios. Pero a pesar de lo bien que lo estábamos pasando conseguimos ir a dormir a una hora razonable ya que el día siguiente, viernes comenzaba el curso.
Otro día gris comenzó y tras desayunar en el bar de nuestro amigo «Rayo» (el mote que pusimos a nuestro querido camarero por su lenta rapidez) nos dirigimos a la parada de autobuses donde nos separamos: José Luis, Fernando y Meg se fueron a ver la ciudad y yo me dirigí a Cartigny pues el entrenamiento de profesores comenzaba a las 2pm.
Cartigny ofrecía un paisaje blanco, con una nieve que en los días siguientes se convertiría en hielo y haría peligroso andar siquiera. En realidad es mas una aldea en la cual dos estructuras destacan; el pabellón deportivo y el de la comunidad donde se encuentran el salón de actos y el bunker, ambas ocupadas por nuestro evento.
En este keiko de cuatro horas los profesores practicamos intensamente, unificamos criterios técnicos y se estableció el contenido del curso. Esta es una de las dos ocasiones anuales en las que nos reunimos todos profesores oficiales y como cabía esperar reinaba un ambiente de alegría y ganas de entrenar.
A las 6pm se nos unían el resto de los participantes que ya habían llegado y empezábamos oficialmente el kagamibiraki.
Unos 70 jodokas pasamos las siguientes dos horas inmersos en la práctica del kihonwaza en parejas.
Tras el keiko y la ducha, nos reunimos todos en el comedor del pabellón comunitario donde nos esperaba una sencilla pero saludable cena que voluntarios del grupo de Pascal, encargados de la organización del evento, habían preparado sacrificando su propio entrenamiento. Mientras comíamos y charlábamos con viejos y nuevos amigos, seguían llegando más participantes venidos de distintos países europeos hasta sumar alrededor de 130.
Pero la sobremesa no se alargo en exceso y poco a poco la gente se fue o bien bajando al bunker (sito en el sótano del pabellón) o bien yéndose al pequeño hotel a dormir. Nos esperaba un largo día de entrenamiento y celebración a la mañana siguiente.
A primera hora se sirvió el desayuno y a las 9 empezaba el primer keiko con un ejercicio de tandokudosa com˙n para todos. Luego nos dividimos entre los que estaban en el nivel de kihon que fueron a otro edificio con un par de profesores y los que ya habían entrado en las diferentes series de katas. Y a partir de aquí, excepto para las sesiones conjuntas de movimientos básicos, fuimos avanzando a través de los distintos niveles, salpicados de demostraciones de casi todas las series del ryu. Cuando uno llegaba a su nivel, se quedaba en él y aprovechaba para profundizar y/o aprender nuevos movimientos.
A las 12 paramos para comer un ligero almuerzo (ligero, además de temprano para los estándares españoles)y reposar un poco antes de la siguiente sesión de cuatro horas que comenzaba a las 2.
Se inició la sesión con unos ejercicios básicos de kenjutsu antes de volver a separarnos en los dos grupos iniciales. Los principiantes siguieron con su trabajo de tandoku y sotaidosa y los demás dedicábamos el resto de la tarde a las series de chudan y ran ai. A pesar del frío helado de fuera, el gran número de practicantes, que apenas cabíamos en la cancha de baloncesto, y la intensidad requerida para estas dos series de katas hicieron que acabásemos todos con el keikogi empapado de sudor.
Sobre las 6.15 dimos por finalizado el entrenamiento e iniciamos los preparativos para la ceremonia del kagamibiraki. La gente se sentó en seiza formando un gran circulo y los profesores nos encargamos de repartir recipientes con snacks japoneses y vasitos de plástico que luego llenábamos de sake. Cuando estuvo todo dispuesto los profesores nos colocamos formando otro pequeño círculo en el centro y tras gritar Pascal «yoiiotoshi o» (que tengas un buen año) todos contestamos con tres gritos de «Banzaii» y acto seguido vaciamos nuestros vasos de un trago.
Terminada la ceremonia y el sake sobrante pasamos a ducharnos rápidamente y nos concentramos en el salón de actos del pabellón comunitario para celebrar la asamblea general de la Federación.
Durante la misma se expuso el saludable estado de cuentas de la Federación y se debatió sobre la necesidad de cambiar de banco o no por temor a la bancarrota producida por la crisis económica. Se recordó el éxito del gasshuku que celebramos en Guadarrama y todos agradecieron al equipo español por ello. Se habló del próximo gasshuku internacional; Pascal leyó en público el discurso de apertura del mismo que había escrito en calidad de presidente de la Federación Internacional de Jo-do y se comentó acerca del próximo gasshuku europeo, que tendrá lugar en Hungría en el 2010. Para cerrar se renovaron los cargos de la organización.
Teníamos ya a esta hora todos un hambre atroz y la cena apenas duró en nuestros platos mientras en cada mesa se mantenían animadas conversaciones. En la nuestra además disfrutamos de un excelente rioja y un pacharán que Fernando había traído y que indudablemente atrajo a unos cuantos. Y ahí seguimos de cháchara hasta bien pasada la medianoche en que la gente fue cayendo de cansancio.
La mannan del domingo comenzó de nuevo con ejercicios básicos. Después se siguió con las series de kage y samidare y gohon no midare para todos aquellos que las conocían.
Acabamos a las 12 como es habitual, pero hoy tuvimos prácticamente el tiempo justo para tan solo comer ya que la sesión de la tarde comenzaba a la 1. 30pm. En esta última, tras las demostraciones de rigor, profesores y un puñado de alumnos aventajados tuvimos ocasión de practicar juttejutsu y kusarigamajutsu mientras el resto se dedicaba a repasar. En la última parte de la clase todos los profesores y algunos yudansha nos colocamos en una línea y el resto tuvo ocasión de practicar con ellos. El resultado fue colas de gente en frente de cada profesor que sin descanso practicaban y corregían a todo aquel que les venía.
Y así llegamos al final del curso aunque a lo largo de la tarde muchos ya nos habían ido abandonando para llegar a tiempo al aeropuerto y volver a sus lejanos hogares. Sólo se quedaron aquellos que como cosa excepcional (normalmente no se celebran ex·menes en el kagamibiraki) se iban a examinar y los que querían presenciarlos. Todo esto duró una hora y dio ejemplo del alto nivel técnico de los miembros de la FEJ. Nuestra enhorabuena a los 5 individuos que se examinaron (todos para shodan) y que lograron superar la prueba.
Luego todo transcurrió con rapidez: Nos duchamos, recogimos nuestros bártulos y con prisa salimos para Ginebra llevados en coche por la gente de allí. Los 40 o así que permanecíamos habíamos quedado en un restaurante de la ciudad para celebrar una última cena juntos. Y como no, aprovechamos para hincharnos de foundee una vez más y hablar sobre budo.
Una vez despedidos de todos, los del grupo de España decidimos irnos de copas a un par de locales que permanecían abiertos hasta que cerramos el último garito. De madrugada nos volvimos al hotel para descansar unas horas antes de ir al aeropuerto a lidiar con los retrasos de Iberia.
Tardamos mucho más de lo previsto en regresar a Madrid debido al caos de nuestro aeropuerto pero muy contentos con la experiencia y ansiosos de volvernos a encontrar con la familia europea en la próxima ocasión.
