by Vicente Borondo and Adrian Knight.
Traducido al español por Jose Miguel. Gracias
Josemi.
Cuenta la leyenda que fue en el monte Homan donde nació el Jodo de la escuela Shinto Muso Ryu. Así, la tradición de la escuela ( en japones, Ryu) , nos relata que Miyamoto Musashi, el mas famoso samurai del siglo XVI ( y probablemente de todos los tiempos) inflingió una severa derrota a Muso Gonnosuke, cuando ambos se enfrentaban en un duelo. Nada aclaran las historias sobre lo que Gonnosuke hizo tras perder en dicho enfrentamiento, pero si dicen que finalmente llegó a las tierras del clan Kuroda, en el norte de la isla Kyushu. Parece ser que allí se dirigió al templo Kamado, situado a los pies del
monte Homan, encontrando en el monte una cueva. En esta cueva se dedico al ascetismo físico y espiritual durante 37 días, hasta que por fin , en un sueño, tuvo una encuentro con una deidad que pronunció las palabras que se convertirían en el núcleo del estilo que habría de fundar. En su visión, la deidad se le presento con la forma de un niño pequeño que le dijo: «maruki o motte, suigetsu o shire”.
Tras alcanzar la iluminación ( satori, en japonés) Gonosuke desarrolló un método para utilizar el baston ( jo en japonés) con el que consiguió derrotar al invencible Miyamoto Musashi.
He aquí el mapa del monte Homan, visto desde el templo. La cueva esta situada al otro lado del pico.
Y aquí estamos nosotros. Era el principio de Febrero de 2007; ambos sabíamos que este seria nuestro último año el país del crisantemo y la espada, y por ello la peregrinación a Kyushu era una obligación. Con el claro propósito de rehacer el camino del fundador de SMR, conseguimos en el Japanese Travel Bureau un paquete de viaje completo que incluía vuelos, hoteles y un coche de alquiler. Siendo conscientes de que sin la intervención de Musashi, probablemente Muso Gonoshuke nunca habría fundado la escuela (ryu) que seguimos y preservamos, decidimos también visitar la zona y lugares donde Miyamoto Musashi paso sus últimos años.
Llegamos el Viernes por la mañana, y utilizamos este primer día para conocer un poco la ciudad de Fukuoka. Naturalmente, nos acercamos al castillo de la ciudad y visitamos el mayor templo que había en las cercanías, donde quedamos gratamente sorprendidos al enterarnos que el domingo por la mañana, habría una demostración de jodo. “Estupendo”,
gritamos en nuestro interior, esta era una magnífica oportunidad para conocer de primera mano el estilo de Kyushu de SMR Jodo. A la hora de cenar, por supuesto probamos una de las especialidades de Fukuoka, a saber, ramen (que curiosamente también es la especialidad culinaria de cientos de ciudades en Japón). Como el plato de fideos con caldo no nos dejo muy satisfechos, continuamos pateando la zona en busca de mas platos típicos, todos ellos , por supuesto acompañados de bebidas locales. Finalmente, esquivando el famoso distrito nocturno de Fukuoka (uno de los tres más famosos de Japón, junto al de Tokio y el de Sapporo), nos retiramos al hotel a una hora muy comedida, ya que teníamos grandes planes para el día siguiente.
Sábado soleado por la mañana: temprano, y con mucho ánimo, montamos en el coche (que habíamos recogido en el aeropuerto cuando llegamos) y partimos hacia la zona de Dazaifu. Por suerte nuestro coche iba pertrechado con kaa-nabi (esto es, navegador GPS), y en media hora llegamos a la base del monte Homan. Gracias al cielo las nevadas
se habían alejado de la zona, y la mañana era fresca y clara. Aparcamos, cogimos nuestras chaquetas, armas y uniforme de entrenamiento y marchamos llenos de ilusión a ver la cueva de Muso Gonoske, a lo que seguiría una pequeña demostración (embu) ante el santuario.
Subimos las escaleras hasta el primer templo, y presentamos nuestros respetos. Allí encontramos al kannushi-san (esto es, el monje shinto), que fue muy amable y nos dio toda la información que necesitamos (en japonés). Le preguntamos que si seria posible hacer una demostración enfrente del templo, en honor the Musso Gonosuke, a lo cual nos
respondió enseñándonos el lugar para hacer la demostración, y ofreciéndose a cuidar de nuestras armas y kekogis mientras subíamos la montaña.
Arreglado todo esto, partimos del primer templo, situado en la base de monte Homan, y dimos nuestros primeros pasos en la montaña. Pronto descubrimos que esta era una zona muy popular entre los amantes de la naturaleza y los montañeros. Muchos de ellos estaban bastante mejor equipados que nosotros, con la mas moderna ( y mas a la última moda) ropa y utensilios para andar por la montaña, menaje de cocina para el campo, y por supuesto, el último grito en cámaras. También encontramos lo contrario: familias enteras, con abuelo y perro incluido, que no parecía sino que habían salido a dar un paseo al parque. Incluso nos encontramos con un típico ejecutivo completamente equipado: traje, corbata y cartera. Supusimos que si estas familias y personajes venían a pasear por aquí, la subida iba a ser más fácil de lo esperado.
Al adentrarnos un poco más en la montaña, pudimos vislumbrar, a lo lejos un gran tori (Puerta Shinto). Supusimos que esta puerta era uno de los tres hitos que hay hasta la cima. El Templo Kamado tiene el templo principal en la base del monte, y un pequeño templete en el pico del monte. Entre ellos hay dos grandes puertas tori. Hasta esta primera puerta había una escalera bastante bien construida, y además apenas si estaba
cubierta por la nieve.
De ahí en adelante, la escalera empezó a deteriorarse, y la nieve sobre ella, tras ser pisada por los caminantes que iban delante, empezó a convertirse en resbaladizo hielo. Las nubes comenzaban a acumularse, el viento se estaba enfriando, y la soleada mañana del principio pasó a ser un vago recuerdo. En ciertas partes del camino, necesitamos utilizar unas cuerdas que por allí había enganchadas para poder sobrepasar algunos tramos empinados y resbaladizos.
Cuando enfilamos el último y empinado tramo de escaleras que nos llevaba a la cima empezó a nevar. Allí nos unimos a una pequeña multitud de excursionistas, algunos de los cuales preparaban el te en sus utensilios para cocinar. Había un par de vistas bonitas en los alrededores del templete situado en la cima, pero en general la vista no era espectacular. Como todavía teníamos que llegar a la cueva, descansamos un poco, y aunque el tiempo estaba empeorando, nuestra determinación de completar la peregrinación no flaqueo. Descendimos a una pequeña zona de acampada que estaba en la ladera opuesta de la montaña, y preguntamos a algunos montañeros si conocían la cueva Fuchi. Para nuestra sorpresa, ninguno de ellos sabía nada de ella; es más, nuestro mapa de la zona del monte Homan era más detallado que ninguno de los suyos.
En el otro lado de la montaña encontramos incluso mas nieve, pero por suerte no muchos montañeros se aventuraban hasta aquí, y la nieve no se había convertido en hielo todavía. Tras unos minutos de descenso encontramos una pequeña fuente en la que había un cartel con el nombre de la cueva escrito en el. Desgraciadamente, no había ninguna indicación sobre la dirección a seguir para llegar a ella, por lo que debimos echar mano de nuestras extraordinarias habilidades para orientarnos (reminiscencias de nuestros días de boy scouts). Aquí la nieve era virgen, sin huellas que pudieran indicarnos el camino, por lo que tras perdernos un par de veces, finalmente nos dimos de bruces con otro cartel que indicaba la dirección de la cueva.
La nevada senda que seguíamos comenzó a descender de forma abrupta, y empezamos a divisar una estructura rocosa en la parte izquierda del camino. No estábamos seguros de si esta era la cueva, pero nuestras esperanzas aumentaron. Fue entonces, con la excitación del momento, cuando Vibo resbaló en la nieve fresca, y realizando un espectacular ushiro ukemi (del que cualquier maestro habría estado orgulloso) cayó sobre sus posaderas a la entrada de la cueva. Estábamos empapados por la nieve y el sudor, y bastante cansados por nuestra escalada, pero…¡lo habíamos conseguido!
Entramos en la cueva con la esperanza de recibir la iluminación también. Nos sentamos dentro, pero la iluminación no llegó, por lo que intentamos imaginarnos como habría sido para Gonosuke estar allí. Al entrar, en la derecha de la cueva había una serie de de iconos budistas, junto a los cuales se habían depositado ofrendas de monedas y sake. En ese lado de la cueva se podía estar razonablemente bien, pero en el lado izquierdo el techo de la cueva descendía, dejando espacio solo para estar sentado o tumbado. La cueva era un refugio natural, de unos 3 o 4 metros de ancho y unos 5 o 6 metros de fondo. Los iconos budistas que allí había llevaban largo tiempo desatendidos. Pudimos observar una zona llana, que él habría usado para dormir o para meditar. El techo no era lo suficientemente alto como para hacer algún tipo de práctica con armas dentro de la cueva, y como el único terreno llano fuera de la cueva estaba junto a la entrada, nos imaginamos a Muso Gonosuke realizando sus prácticas ascéticas en el lugar donde nos encontrábamos.
Tras meditar sobre Muso, rehicimos el camino hasta la cima del monte Homan. Como es habitual en este tipo de excursiones, la bajada al santuario principal nos pareció mucho más corta que la subida. Al llegar a este, buscamos al simpático kannushi-san que nos recibió al llegar. Por fin le vislumbramos en una habitación trasera, absorto en su ración diaria de NHK(El canal estatal) TV. Tras unos pocos minutos de llamar educadamente a la puerta con los nudillos, y curiosamente, coincidiendo con una pausa publicitaria, conseguimos llamar su atención y que nos invitara a pasar. Nos devolvió nuestras bolsas, y nos indicó donde podríamos cambiarnos.
Al cambiarnos la ropa percibimos de nuevo el fresco de la mañana, y empezamos a pensar en el significado del embu que íbamos a realizar. En español la palabra que utilizaríamos seria demostración, pero con ella estaríamos indicando que mostramos algo a otras personas. Sin embargo cuando Nishioka Sensei habla acerca de embu, lo hace con otro sentido. En su caso, él presenta lo que ha aprendido a Shimizu Sensei para que esto lo juzgue. Sensei a menudo se ríe, pues se imagina a Shimizu Sensei mirando hacia abajo y diciéndole: mada, mada! (todavía no, todavía no). En nuestro caso, es Nishioka Sensei en persona el que a menudo nos dice mada, mada!, por lo que teníamos la esperanza de que Muso Gonosuke fuera mas benevolente.
Nos dirigimos al altar de Muso Gonosuke, situado en los jardines situados en la parte izquierda de los terrenos del templo, y nos presentamos al kamisama. Realizamos una gran parte del currículo de la tradición SMR, lo cual provocó todo tipo de respuestas en las personas que por allí pasaban. La mayoría simplemente nos ignoraban, algunos paraban, se rascaban la cabeza, y tras asentir con ella, continuaban su camino. Tras acabar el embu, dimos las gracias al amable kannushi-san, y como gesto de buena voluntad compramos un buen lote de omiyage (souvenirs) en la tienda del templo.
Encaminándonos de vuelta hacia el coche, nos dimos cuenta de que el sol comenzaba a estar bajo, y todavía nos quedaban dos horas de viaje hasta el onsen (hotel balneario) cerca del monte Aso, en la Prefectura Kumamoto. Llegamos al hotel justo para la cena, y al entrar vimos un montón de ojisans y obasans (o sea, abuelos y abuelas) camino del comedor. Supusimos por ello que los baños estarían vacíos en esos momentos, por lo que tras registrarnos les hicimos esperarnos un poco con la cena preparada mientras nos dábamos un rápido baño en las aguas termales. Disfrutamos enormemente el kampai con el que comenzó una muy merecida comida estilo japonés (una de esas en las que parece que te dan mas platos que comida). Tras la cena, decidimos relajar nuestro cansados cuerpos en el onsen de nuevo, pero esta vez adoptamos medidas especiales y nos llevamos unas cuantas cervezas, pues sabíamos que todos los ojisans estarían viendo sus programas de TV favoritos antes de irse temprano a la cama. Por ello disfrutamos de la sala de baños para nosotros solos.
Nuestro domingo comenzó temprano, ya que queríamos volver a la ciudad de Fukuoka para asistir al embu de SMR jodo. Tras dos horas de carretera llegamos justo a tiempo al Gokoku Jinia, junto al castillo de Fukuoka. En los terrenos del templo divisamos un nutrido grupo de gente vestidos con keikoguis azules, lo que nos confirmó que estábamos en el lugar adecuado. Entre los participantes había un tipo holandés, muy amable, que nos informó sobre el embu y los Maestros que iban a participar en el.
El embu estaba dirigido por Tominaga Sensei y Shindai (神代) Sensei. En primer lugar, todo el grupo entró en el edificio principal del santuario, donde el sacerdote Shinto residente ofició una ceremonia. Media hora después, salieron del edificio y comenzó la demostración. En el embu también participó otra escuela de koryu, que incluía al menos kenjutsu y jujutsu, pero no pudimos averiguar el nombre de la escuela.
La demostración de SMR fue muy completa, e incluyó katas de kenjutsu, tanjo, jutte y kusarigama. Pudimos observar que aunque había unas cuantas diferencias en las técnicas, las afinidades con nuestro entrenamiento eran con mucho la mayoría y en general había una gran similitud con nuestra forma de trabajar. Muchos practicantes de SMR tienen la impresión de que las dos líneas de jodo actualmente existentes (la de Shimizu y la de Otofuji) son muy distintas, pero a nosotros nos parece que estos dos estilos se podrían considerar complementarios. Hay pequeñas diferencias en los movimientos del cuerpo y en la ejecución de las técnicas, pero la esencia ciertamente es la misma. Nos consideramos muy afortunados por haber aprendido de Nishioka Sensei, pues el conoce de primera mano también el estilo de Otofuji Sensei, al haber estudiado con él, y nos ha enseñado alguna de las diferencias como parte de nuestro entrenamiento. Podríamos decir que el estilo de Shimizu Sensei se caracteriza por una tendencia a utilizar aiuchi, mientras que en el estilo de Otofuji Sensei la tendencia es a escapar primero del ataque y seguidamente a ejecutar el contraataque. Nishioka sensei nos explicó que en estilo de Otofuji, el objetivo y la línea de corte de la espada son diferentes en muchas técnicas, forzando a shidachi a evitar el corte primero y contraatacar después. Es una pena que los diferentes grupos de SMR no interactúen más, pero nos alegramos mucho de poder haber asistido a este embu.
Como nuestro vuelo de vuelta partía de la ciudad de Kumamoto, tuvimos que conducir hacia el Sur de nuevo y lo hicimos siguiendo una ruta que pasaba por algunos lugares relacionados con la vida y la muerte de Miyamoto Musashi. En primer lugar nos dirigimos hacia la Cueva Reigando, en las montañas cerca de Kumamoto, lugar donde se supone que Miyamoto Musashi escribió su celebérrimo Libro de los Cinco Anillos (Gorin no Sho). El lugar tenía un pequeño museo, y un buen acceso para coches, lo que supuso que no tuvimos que pasar algunas horas escalando para llegar hasta allí. Mientras nos acercábamos a la cueva, encontramos unas cuantas colinas en las que había unas curiosas estatuas pequeñas, y unos cuantos altares. La cueva era muchos mas grande (y mas confortable) que la que Muso Gonosuke eligió. Estaba orientada hacia el Sur, lo que permitía que la luz del sol entrara en ella a raudales. Al igual que sucedió en la anterior cueva que visitamos, nuestra presencia no pareció impresionar mucho al kamisama, y tampoco aquí fuimos premiados con la iluminación.
Desde la cueva, programamos nuestro navegador GPS para que nos llevara a la tumba de Miyamoto Musashi. En lugar de ello, la máquina nos guió a través de algunas estrechas calles hasta una casa abandonada rodeada de campo. Hartos de la tecnología moderna, recurrimos al viejo y clásico método de preguntar a los lugareños (a los que no huían de nosotros). Tampoco este método tuvo mucho éxito, pues la mayor parte de las personas a las que nos dirigimos no tenían ni idea sobre lo que les preguntábamos. Finalmente, alguien nos indicó que nos habíamos desviado unos kilómetros, y nos orientó correctamente. La tumba de Miyamoto esta situada en un hermoso y bien cuidado parque llamado Parque Musashizuka, siendo su principal característica una gran estatua del famoso espadachín, en la que éste está en uno de sus famosos kamae con las dos espadas. Parece que la estatua se hizo basándose en el celebérrimo autorretrato de Miyamoto con las dos espadas abajo.
Bajo la estatua hay una placa en la que se muestran los cinco kamae de su estilo. Hay cierto grado de confusión sobre el nombre de su estilo de kenjutsu, entre otras cosas por que en su familia hubo varias generaciones de espadachines profesionales. Según el profesor Takashi Uozumi (Universidad Internacional de Budo, en Chiba), fue el padre adoptivo de Musashi quien creo el estilo Nito-Ryu, mientras que Miyamoto Misashi creo el estilo Enmei-Ryu durante su musha shugyo. Sin embargo la mayoría de la gente conoce su etilo como Niten ichi-ryu, lo cual es corroborado por la placa de los cinco kamaes situada en el parque Musashizuka . Estuvimos paseando un rato por el parque, junto a la tumba, y también visitamos la tienda de souvenirs cercana al parque, donde para nuestra sorpresa, encontramos algunos tanjos de roble de buena calidad.
Finalmente llegó el tiempo de partir hacia el aeropuerto, y tras un pequeño lío para devolver el coche, tuvimos incluso tiempo que matar en el bar. Nuestro fin de semana había sido ciertamente intenso, y las últimas reflexiones junto a unas cervezas nos reafirmaron en la satisfacción por todas las cosas realizadas. Había merecido la pena.